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Justificación

 

Espacio Psicoinductor II: Velorio se enmarca en el proyecto de serie “Espacios Psicoinductores”, cuyos objetivos convergen en el fomento de un puente entre la psicología y el arte, proponiendo la utilización de la obra artística como herramienta inductiva terapéutica. Así Velorio se postula como una obra–experimento* que recoge la posibilidad del arte como medio para abordar la temática de la Muerte y facilitar el trabajo de la angustia que ésta suscita. La obra se fundamenta en tres supuestos teóricas: la existencia de una angustia a la muerte inherente en el ser humano; la experiencia prototípica de la muerte y la facultad del arte ceremonial.

 

Angustia a la muerte

La angustia a la muerte es una experiencia que todo ser humano tendría en algún grado, en cuanto se vincularía con la conciencia que tenemos de nuestra propia existencia, de que existimos ahora y de esta forma porque luego no lo haremos. Así se reconoce que desde el origen de las culturas el ser humano ha intentado lidiar con esta angustia a través de la generación de productos culturales como mitos, ritos y arte. En la actualidad la cultura occidental ha tendido a una negación de la muerte y ha desatendido esta producción, dejando al individuo limitado de mecanismos para abordar ésta, su conflictiva temática.

 

Experiencia prototípica de la muerte

Estudios sobre las experiencias que han tenido personas que han muerto clinicamente y han revivido han fomentado teorías sobre una experiencia prototípica del proceso de muerte, según la cual, al morir, cuando perdemos la conciencia de nuestro ambiente, todos nosotros experimentaríamos una secuencia semejante de eventos, que podríamos entender como etapas. De los relatos originales se reconoció que la experiencia de esta secuencia tiene efectos vitalizadores, relacionados con una menor angustia frente a la muerte y una mayor conciencia de la condición presente. Bajo esta idea varios autores han evidenciado que la producción hipnótica de esta experiencia prototípica tiene efectos semejantes. Sin embargo, estos métodos tienen limitaciones prácticas, como la dificultad de la hipnosis, recalcándose la necesidad de una experiencia orgánica, con una vivencia más desde el organismo que desde la palabra.

 

Arte y muerte

Se rescatan las disciplinas artísticas entre las producciones culturales para trabajar sobre la angustia a la muerte, en cuanto permiten una aproximación a la propia mortalidad que es a la vez moderada, por fomentar un primer acercamiento desde el placer estético, como confrontacional, por lo concreto de la evocación. Esta doble condición mitigaría el temor original del enfrentamiento a la temática. En especial el arte en su función ceremonial ha proporcionado metáforas útiles para la construcción de sentido de la muerte y se ha utilizado en ritos iniciáticos de varias culturas para actualizar la muerte a través de una escenificación material, produciendo desde diferentes modalidades artísticas una experiencia inmersiva.

 

En este sentido Velorio se postula como un antecedente en la generación artística de productos culturales que ayudan a lidiar con la angustia a la muerte a través de la evocación de la secuencia de etapas en el proceso de morir.

* Se plantea como OBRA ARTÍSTICA en cuanto es una instalación cuya producción y diseño es encargada a artístas a partir de las premisas recogidas desde teorías y conocimientos de la psicología, y como EXPERIMENTO porque se registran y estudian los efectos de la obra en función de un desarrollo teórico y práctico de la misma

Fotografía: Sabino Aguad, Revista Viernes 2015

Desarrollo de la obra

 

En cada sesión de Velorio la interacción con el/la participante y el funcionamiento del aparato están a cargo de un operador. El/la participante se recuesta en el interior de la instalación dónde se le instalan sensores de signos vitales y, con la tapa abierta, recibe instrucciones de seguridad, un ejercicio de relajación y una imaginería. Luego se cierra la tapa (libremente evacuable) donde comienza un proceso de estimulación sensorial con la que experimenta durante 25 minutos las dimensiones visuales, sonoras y táctiles de la obra, que simulan las etapas en el proceso de muerte. Al finalizar este proceso la tapa del aparato es abierta por el operador, quien le asiste en el egreso. El tiempo total de la participación es de aproximadamente 45 minutos.

 

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